Temperatura del color: su aliado para lograr ambientes perfectamente iluminados
Existen distintos factores que permiten lograr espacios ideales en el hogar, un imprescindible es la luz. Este tiene la capacidad de dar mayor funcionalidad a los espacios y resaltar distintos elementos como los colores de las superficies, los muebles, las texturas y demás objetos que decoran las estancias.
Si los términos “color de luz” o “temperatura del color” le resultan nada o poco familiares, es muy importante que ponga atención a este artículo, ya que juegan un papel trascendental en la operatividad y decoración de cada una de las estancias.
Estas expresiones hacen referencia a la tonalidad de la iluminación, por ejemplo, luz fría, luz cálida y luz neutra.
El color de la luz o temperatura del color produce sensaciones tras ser percibidas por el ojo humano, como la calidez, o bien, incita a la acción y motivación, entre otras emociones. Por ello, el uso de cada luz debe ser bien analizado y aplicado en cada habitación.
Para comprender más estos efectos, hay que tener en cuenta que la luz cuenta con una composición espectral y dependiendo del rango se determina su temperatura de color.
Es decir, cuando se trata de luces cálidas el color dominante es el rojo, mientras que con las luces frías destacan los tonos azules. Por su parte, las luces neutras se caracterizan por colores más naturales.
De forma que, si desea una atmósfera cálida, acogedora, íntima y relajante, recurra a luces del espectro rojo, marrón, naranja y amarillo; mientras que, si tiene un ambiente donde se desarrollen actividades y necesita incentivar la concentración, lo ideal es optar por iluminación del espectro azul – violeta.
Otra forma de comprenderlo es que a mayor temperatura de color la luz es más cálida, por lo que a menor temperatura de color obtenemos luz fría.
Entender estos conceptos le ayudará a hacer una elección más acertada del tipo de iluminación, lo que, a su vez, le permitirá crear un ambiente más conveniente.
Ambiente adecuado
Además de la selección idónea del tipo de luz y cómo se percibe a la vista, también es esencial saber cómo aplicar la iluminación de acuerdo al tipo de estancia y al uso que tiene cada una, para maximizar su funcionalidad.
La teoría expone que las luces cálidas (de 3000º K a 4000º K aproximadamente) son recomendadas para iluminar dormitorios, comedores y salas, así como para la iluminación de las zonas externas del hogar.
Además, este tipo de temperatura de color es capaz de resaltar texturas y relieves, por lo que son muy utilizados para iluminar detalles arquitectónicos y decoraciones.
Tome en cuenta que la luz cálida puede generar un efecto óptico de espacios más pequeños.
La luz neutra (de 4000º K a 6000º K aproximadamente) es perfecta para cuartos de baño. Una gran ventaja de este color de luz es que se perciben los tonos reales de los objetos.
Por su parte, las luces frías (de 6000º K en adelante) son idóneas para espacios donde se necesita mayor claridad como pasillos, cocinas, cuartos de pilas y cuarto de oficina.
Esta temperatura del color tiene otras bondades, como una iluminación uniforme que incrementa la visibilidad y disminuye la posibilidad de accidentes mientras se transita o se realizan las labores.
Adicionalmente, su tonalidad crea una sensación de amplitud del espacio y reduce la melatonina u hormona del sueño, por lo que la luz está relacionada con el aumento del rendimiento y aprendizaje.
Tipos de iluminación
Teniendo en cuenta la importancia utilitaria, decorativa y las sensaciones que el color de la luz o temperatura del color puede transmitir en un ambiente, es fundamental que, antes de iniciar un proyecto de construcción o realizar mejoras en la vivienda, analice el tipo de iluminación, el uso y el efecto de desea dar a cada estancia.
Existen cuatro tipos de iluminación básicas y esenciales:
La primera de ellas es la iluminación general. Es aquella que ilumina todo el ambiente cuando hay ausencia de luz natural.
Esta se ubica generalmente en el cielo raso y brinda claridad homogénea, libre de sombras.
La segunda es la iluminación puntual, también conocida como luz focal o direccional.
Con ella se iluminan y destacan áreas especiales donde se realizan actividades específicas, por ejemplo, una zona de lectura, de trabajo, de estudio o la mesa de la cocina donde se preparan los alimentos.
Se convierte en el complemento idóneo de la luz general.
La tercera alternativa es la iluminación de ambiente. Esta tiene como objetivo ambientar una zona o brindar algo de luz a un espacio oscuro.
La intensidad de la luz es poca, pero lo suficiente para realizar actividades como tener una conversación o desplazarnos de un lado a otro en el lugar. Es óptima para crear sensaciones.
La cuarta opción es la iluminación decorativa. Con ella lo que se busca es destacar un área u objeto específico y especial de la vivienda. Puede ser una obra de arte como una escultura o cuadro, o bien, realzar la belleza de una superficie o pieza arquitectónica.
Los decoradores de interiores recomiendan que cada cuarto cuente con al menos cinco puntos de luz, para que haya mayor vitalidad en el ambiente.
Sin embargo, los principales e infaltables son la iluminación general y su complemento, que como mencionamos anteriormente se refiere a la iluminación puntual. Esta última debe seleccionarse y ubicarse de acuerdo con las actividades que se desarrollen en la zona.
Saber elegir el color de luz o temperatura del color es fundamental para lograr ambientes bien iluminados, funcionales y estéticos.